10.5.12

Sin propiedad.




Sin propiedad que encandile a mis halagos, son sólo textos que fluyen a medida, en proporcionales desmedidas que carecen de opinión; me había expresado solo, sin oídos por cerca, a eso me refería y nadie se percataba en qué fuerte grito sangraban mis intenciones.

Por así decir me fui cumpliendo, cuando nos sentíamos –más- cerca, cuando al mirarnos se retorcía esa emoción, cuando al entendernos salvábamos al mundo, cuando el susurro compaginaba nuestras mentes, cuando las ordenes se cumplían sin haber avisado, sin haber advertido acerca; por así decir me fui queriendo.
Siempre era eso, siempre terminaba en eso, había un cambio, pero no una marcha que nos guiase entorno a ello, entonces nos fuimos des-cumpliendo sin querernos ofender, sin querer desanimarnos, sin querer des-estimularnos.
Siempre era eso, y nadie se percataba, habían más cárceles que prisioneros, eso no tenía sentido, eso aspiraba, suspiraba a lo lejos, inhalaba des-compasión; entonces seguíamos porque teníamos qué seguir, continuábamos en propiedad, ya desmedidos por costumbre, ya sustituidos por el anhelo.
Había un cambio, pero en esas medidas que no se aguantan, alegando que los escritos eran estúpidos, que los gritos formaban parte de un juego recordando siempre lo MIERDA que fui, lo que no dejaba de ser, no me podía transformar sin trastornar mi entorno, así me diluía sabiendo que ese vaso con agua de hace cinco meses no era un favor, sino una excusa para recordarme como tal, como ‘lo que fui’, lo que al parecer dejaba en constante evidencia, que continuaba siendo el mismo, saturado por innumerables comparaciones, desesperado buscando mis espaldas.
Todo lo que en algún momento recordé fue, y se comprobaba, pero no se asumía, era ahí otra vez cuando el dialogo tomaba un rumbo para ir al descanso, al entretiempo.
Eso no era suficiente.

3 comentarios: