29.7.12

Para vivir según tú humor.


Y no exclamar mis penitencias, no augurar mis conflictos y nacer de tus razones; dislocado, inacentuado, in-aceptado, mal visto, mal vestido, sucio.

En tiempo a un milenio, entre trillones de excusas de esas que usan para ir sin mostrar, para demostrar y –no- nominar, para envejecer y –ya- no caminar, para marear y columpiar; metafórico siempre, parafraseando al infinito, decaigo tibio después de haber hervido, de haber sido servido en trapos, entre goteras sin lluvias, raíces sin cuerpos, vidas sin nombres, personas inhumanas.

Para nacer de un contexto sin formato ni excelencia, contaminado, minado en reces, calórico, imprudente, contraproducente; un perfecto inconveniente que anda sin hablar, que mira sus espaldas contemplando su nostalgia o el placer que la redima, que la acoge y mima sus caprichos, tan absolutista y esperpento, tan conjugable e inmutable sabor a miseria, misceláneas pusilánimes, indignación y descontrol.

No exclamando un surrealismo, no ejerciendo su bien en vida, entre el placer de fracasar y seguir aprendiendo, de triunfar y sentirse descompuesto ¿para qué ir tan lejos? ¿Para qué encontrar y ya no buscar? ¿Para qué crecer sin querer creer? Según el punto y la vista que incomoda desapunta y otorga un millón de sueños incompletos.

25.7.12

Al leer con tu voz.


No logro resituarme, ostentarme, porque me venero y me enciendo, me incinero y me comprendo, siendo vos, la excusa de una ausencia, la nostalgia de tu presencia, el pecado de tu apariencia, la sanidad de tu esencia; soy el universo de mi muerte, el enigma de esta mañana, la sorpresa del día, la razón de la noche y otra vez el tiempo de tus sueños; nada más por un instante, porque decaigo en lo mismo, me subrayo con demasía, siempre atorado, siempre exaltado, siempre que sea siempre, yo, siendo mucho pero no íntegro.

¿Con quién habías ido cuando dejaste todo, cuando enriquecieron mis manos, cuando te notaba y no sabía si eras así? ¿Hace cuanto tiempo vives en mí? Dando facturas a mis ansias, entendiendo mi ambición, manipulando a tu antojo, una copia fiel de mi noción.

Me retribuía y me esclarecía con sólo escucharte, así  me guiabas, me llenabas, me empujabas y me tirabas; así caía, pero igual te seguía, sabiendo lo mucho que eras, lo que yo no valía. Así crecía con mis garras, con las pocas que restaban, las que se desgastaban y me descubría enfermo, aferrado, demacrado, exhaustivo, inmolado.

No podemos comparar nada, porque esos límites no existen y nuestro miedo es la fuerza que nos educa, desparramando nuestros deseos al descubierto, explotándonos al estimarnos, al confirmarnos como unidad; porque no logro resituarme o manipular tu antojo, descubriéndome enfermo, atorado, demacrado, inmoderado.

22.7.12

Clepsidra.


O un simple cuentagotas que remarca mis ensayos, ensamblando mis bálsamos y balbuceos, bolseando mis creaciones para esta cura sin enfermedad; fui desmidiendo opiniones, desencadenando mis enigmas, adjudicando paradigmas, reviviendo en paradojas, siendo las hojas de esta quiebra , el aposento de esta sierra, un arbusto descuidado, un anhelo desdeñado.

Y así fui la intriga de mis desmanes, el despropósito de mi vileza, la decadencia de mis afanes en términos de objeto común; llore por personas que nunca me hirieron, sentí ausencias mismo presentes, sentí el ardor de esta vorágine impredecible de mi persona inescrutable de estos ensueños inconmutables y el despropósito de mis sádicas súplicas.

Porque no sólo fui un pájaro y ese tiempo que colapsaba para el peligro de mis haberes, no sólo fui el delirio de mi verbo; fui todas esas notas y desacordes, esos apuntes indecibles, esa mirada indomable, los deseos inalcanzables de esa profana  efímera/foránea; fui las raíces de esta tibia primavera, las ruinas de un tiempo sin reloj, de un pasado sin pretexto, un finito mal compuesto, esas estipulaciones que congregaban mis súbitos sustentos, un mal de pura cepa, la sal y el elixir de mi existir.

15.7.12

El arte de tu sarcasmo.



Vos, melo(dia/celo)sa, con todo lo que redacta, impregna, retrata, se normaliza, tu voz, tu luz, tu color.

Todo se implica, se enmaraña, se destruye, se incorpora, el mal, tu sal; bien desecho, incorrecto, porque no se entiende y nos dificulta, porque vive y es real, se recata, es noble, soluble, desvanecente, ardiente, incompetente.

Se estropean las ideas, los ‘repentes’ contraproducentes, las connotaciones vagas, la incertidumbre, tu exiguo autocontrol; ¿quién decide en nuestras vidas? ¿nos dejamos esconder por un error? ¿nos soplamos cuando el viento no nos transforma? Y continuamos creando todo, continúanos creyendo en todo cuando una opinión nos llena de problemas, cuando sabemos que sólo esta vida nos complica, que esos instantes no ven los resultados, y así nos quedamos, maniatados, sobornados, aprisionados, envenenados.

El estigma de tu silencio, la reflexión de la paz edifica tu armonía, con lo que me hace sentir libre y  me ata a vos; otra vez pidiendo compasión, fingiendo con pasión, entre las decoraciones que condecoran mis raíces, súbitos imprevistos; como vos, generosa, venenosa, intravenosa.

Para acortar distancia y acotar tus llamadas virtudes, porque me exclamo, te empujo y te llevo a lo lejos, te difundo, te entierro y vuelvo a escarbar, para que seas mi soledad.

Todo se implica y se entorpece,  incertidumbre que destruye, problemas que replican, reflexiones contraproducentes, vientos de ‘repentes’, connotaciones exiguas, resultados que destruyen, imprevistos que estropean, compasiones mentirosas, opiniones que deciden, transformaciones que envenenan.

Compartiendo el mismo espacio.



Lo que refleja mi plenitud y me transforma en una estupidez es lo que me asegura, así, como yo, siendo uno más de lo inobjetable, así, siendo uno, nada más.

No me recuerdes creyendo que te recuerdo, no me conozcas sabiendo que te conoces, sabiendo que son todos, y no pongas excusas cuando nadie cree en el perdón; porque revivo de lo incierto cuando ciertamente me gusta, como actúas, como ríes, cuando escuchas.

Lo que refleje mi plenitud tratara de soportarme, contemplándome, añadiéndome en puntos que nada esperan de mí, por eso los sorprendo y así voy diciendo: el trato que tenga será de la manera que sea, nada más, sin tantas exigencias.

Porque no deseo cohibirme o navegar en mis desechos siendo parte de mis normas, porque no acelero, no contengo, no sobrepongo nada, tampoco le llevo una rienda a mis papeles, tampoco me exhibo con ‘eso que no busco’, y así te consigno, te enfoco, te desvelo, te ataco, lóbrego, insalubre, invalido; malinterpretando todo, desconociendo eso, lo que digo, lo que ves, lo que te cansa, te aborrece, te satura, te desvanece.

Lo que refleje de mi plenitud nada más construirá mis recuerdos, o esas excusas que nadie se las cree, creyendo que te recuerdo, actuando sin soportarme, sin tantas exigencias, porque ciertamente el trato que tenga será de la manera que sea, de la que yo forme, de la que vea, la que me redima, la que me oprima, la que me ignore cuando ría.

1.7.12

Maravillas de un mes.


Si existe una fuerza o un poder, algo que nos empuje, no entiendo, pero lo único que sé es que este mes me llena cualquier expectativa y ese ‘soñar ‘ con ‘vivir la realidad’ se asocia y en cualquiera de los casos el presente contribuye con mi razón, mi mejor forma de ser.

Nunca fui desconsiderado o me consideré como tal, pero los años se expresan solos y la memoria parece encontrar una fecha de caducidad. Creo que la vida se basa en cuestiones y más considerando que uno es el producto del pasado, que todo vuelve y las oportunidades se nos pasan a diario, es una manera  a más de demostrarnos lo que somos, entonces nos llenamos de deseos hasta descomponernos por culpa de los miedos o cualquier cosa que se quiera asemejar a la realidad.

Expreso mi cabeza y me mido en falacias, compuesto de hierro, en materia de carne sin hueso, porque no completo mi complemento en circunstancias, y mis compuestos son el arte de mi falsedad, de mi entierro a media noche, del sereno que me cuida, de la niebla que me ciega, sin ver o tratar de notar las repeticiones diarias, los actos más estúpidos (in)posibles, las personas superficiales, de los que no viven, de los que viven una fantasía.

Creo que lo de la fantasía más bien seria en mi caso, con tal, pensar en describir a todo no tiene sentido, porque a pocos importa y mismo que den importancia nada hacen para cambiar; nos han educado de una manera mediocre para que podamos aceptar la vida como nos muestren, y sin criticar. Bueno, entre todas las quejas que uno haga siempre hay una manera de ridiculizar las mismas, entonces no tenemos opinión, y mismo teniendo no damos valor a ese argumento porque necesitamos comer para (sobre)vivir.