29.5.12

El peso de mi (in)consciencia.


Esa brújula sin norte, donde el oeste esconde el ocaso, el dialecto desdeña mis conjugaciones, siempre siendo, nunca viendo; siempre viniendo, nunca riendo.


En compas de tu alérgica alegría, la innovación de mi bien retribuye con mi mal y no me especifico en notas porque no soy todo eso, no suspiro mis deseos, alejo mi ambiente remoto y perjudicial, me destiño en jeroglíficos, coloreo mis acertijos soñando con mis bienes, puro reciclaje, todo se colapsa en mi haber, todos corren sin juicio; hubiera pintado mi sombra, desmantelando mi opinión, sofocando mi ocurrencia, tachando mi persuasión.

Dramaturgo esplendor que posa en su siesta, sentando a la deriva de mi aposento, melodramático estruendo que incinera mi apariencia, que coge con rebeldía al suelo destripado que araña mis sonrisas, decapitando mi esencia de ser conforme, vulnerando mi cielo, mi lugar de ‘maravillas’, mis estampados fragmentos cítricos, mi vasta concesión.

Atravesaré por mares infestados de odio, pondré la soga en el cuello por temor a sentir la ira del momento, y hasta enfrentar a la muerte sería más fácil que soportar los caprichos de Dios, agridulce sabor a ‘mi’.

Esa brújula sin norte tacha mi persuasión, alérgico siempre, innovando mi bien escaso, viniendo de mis deseos, sofocando mi opinión.

Hubiera pintado mi sombra, sentado bajo el sol, sin esclarecer los artífices artificios que aposenta mi concesión.

26.5.12

El suicidio de mi enfermedad.


El subsidio va atenuando a lo largo de mi mortalidad, entrevista imprevista, inaudita, invocando mis sobras, los restos de mis aptitudes, mis actitudes de excusas, acciones de siempre.

He de seguir implorando a este espejo, visualizando mi agonía, encontrando siempre en mí una ironía descompuesta, acotaciones nulas, floreceros de un día de mañana; sepulcro de cristal, infracción verbal, déficit natural, imprudencia hormonal.

He de seguir implorando por mis restos, los mismos que eran tuyos, bien ilícitos, bien destruidos, bien innecesario; debería huir de este lecho sin situar mis fragmentos, sin titular mis anhelos, bien malicioso, bien irreversible, intocable. ¿Hasta cuándo es (para) siempre? ¿Hasta cuándo miente? Debería de haber medido los grados de sus expresiones, debería de haber confundido a eso que llaman ilusión, no le hubiera prestado atención, no hubiese respondido en aquel día; hubiera dejado que el silencio otorgue sus propias palabras, o mis argumentos tan necios, mi sabiduría incompetente, mi emprendimiento mismo, porque miento al olvidarte, y aun sigo intentando.

El subsidio va envejeciendo, el presente se vuelve un pasado y ridiculiza todas sus formas con vergüenza de ser el mismo, de ser él mismo. Entonces se guía con incertidumbre, se amplía por costumbre, siendo de todos; de todos los que son viejos, hijos de este mundo, inmundos. Redactando su histérica historia, urbanizando sus bienes absolutos, humanizando sus conceptos, bien nulos, repentinos, arrepentidos.

23.5.12

Una imagen de pergamino.


El ojo a esgrima creciente nace del propio pensar descontrolado bajo la autoría del no conforme. Ocupo este cupo de adversidades desiguales que entretiene mi rumbo sin ida, mi vida sin rumbo, confirmando que si fui nunca volveré a ser, que si vi nunca volveré a creer, que si no aprendí nunca volveré a crecer.


Crecer, tanto en lo físico; que disconformidad, que fatiga la de razonar ¿qué murmullo he de callar? ¿qué mentira he de contar? como describiéndote siempre, dibujándote constantemente, dialogando como libro, sintiéndote en un sonido a obscuras, encerrado, buscando una puerta callejera, una imagen o melodía que te identifique, un ruido que perturbe que me haga recordarte y olvidarte bien, sin sentir tu ausencia o tu esencia extenuante, tu furor galopante que define a esta inquietud como necesidad. Que aforismo!

Entre figuras a concernir redacto miradas de desechos logrando ver mis ojos sin espejo alguno, creyendo ser su propiedad, y hasta entonces descompongo mis deseos componiendo una mentira mal hablada, una metafórica sugestión mal expresada que decrece en mí. 
El ojo a esgrima creciente nace de mi propia mutación, sin que esté demás decir que te llevo a espaldas vacías en una imagen de pergamino.


Hubiera callado y dejado que la canción terminase.

21.5.12

Ana y sus fabulas fugaces.



En su trinchera se desvestían sus palabras, Ana y la frase de un complemento, la etapa de un recuerdo, que tapa, atrapa y enceguece su órbita, reflejando el delirio de sus fases, transformaciones, connotaciones.

Esa es Ana, un cuento crudo de viceversas, una reñida figura inexistente que revive del olvido, que vive su encuentro bajo el manto de su silencio, una extensión excéntrica; Esa es Ana, el sinónimo de su tra(d)ición que desmerita su empatía, su ser de ‘poca cosa’, su falacia de antología.

Habrá una segunda parte que describa su incertidumbre, que refleje sus costumbres, las mismas que nacen de sus entredichos, su infusión unipersonal, su infracción complementaria, su noción descarada que la denomina como eterna aprendiz. Ana regenera su memoria, rememora sus palabras, sus consignas que mueren en su exclamación, su ayuda, su auxilio; Se había engendrado ya desfigurada, descendiente de la malta, heredera universal, señora del abismo, esposa inventiva, mujer selectiva. Se resumía Ana mientras se insumía deplorada en placer, proclamando eternos sus sueños incompletos, sus majestuosas obras que subsistían madrugadas, sus borradores perfeccionistas que manejaban sus guiones, describiendo sus efímeros misterios en un ‘para siempre’ interrogable.

 Ana respiraba y conspiraba su esencia embriagadora en un sinfín de incordia, embaucando en su sonrisa la savia de su desquicio, el éxtasis de su rebeldía, la usurpación de su bien; Así fue Ana, una omisión imprudente, un destello incoherente que ensanchaba su adversidad, su proeza estipulada, todo eso que no se puede callar; Ana desprecia(d)ba por/su entorno, redimía su ficción, agotada en adjetivos, en la incomprensión de sus acciones, en el museo de su inconsciencia que consentía sus aberraciones y no la dejaba expresar, oligofrenia, maquillaba sus lacrimas lagrimosas, tan absurdas/redundantes.

Y terminó siendo Ana una mirada insenescente de niña perdida que retorcía sus miedos en unción de vida y pavor a muerte, tan descriptiva e insuficiente, siendo el pretérito de sus ensueños, los sueños impresos de una depresión, visión conjugada en un canibalismo neurótico que enmendaba en sus gritos afónicos el reflejo de su infancia, aquellas ‘cosas’ que encaminaban su futuro que –ya- dejaría de ser. 

Entonces fue Ana la síntesis de un cuento a medias, el resumen de lo indecente, un pensamiento transparente, un interrogante incompleto, un silencio de aberración.

PD: Y continúo haciendo parte de sus sueños, siempre en entredichos, siempre omisible, invocando su presencia, ignorando su ausencia postergada, Ana, reliquia de mis fantasías, decencia prohibida, esencia cohibida, miedo y fruto de una verdad vertiginosa, censura conmensurada, imagen desarreglada, veracidad ofuscada; una antítesis perpetua.

18.5.12

Gritos de/a oídos sordos.


Entorpece al silencio con palabras de bocas sucias, sin afinidad, sin verdades propias, sin exclamación. Resguarda los vientres vacios, los que no subsisten en palabras necias que hablan y no se expresan, diluidas sombras frontales que persiguen la existencia finita entre falacias que la componen.
Nos dejaremos oír por todos, en lenguajes universales, la enseñanza que uno conoce y no entiende, la manera refractada de la razón inhumana que dice verdades con gestos, las mímicas que no comprenden movimiento; palabras que asedian sin culpa alguna, en este lodo sumergible que asume su dirección.
Sabias lecciones a este torpe aprendizaje que habla y no escucha, en contratiempos que desentienden la comprensión primorosa. 
Te había sepultado sin saber que nunca habías cobrado vida, en eso distribuyo mis pensamientos inciertos, como descompaginándolos en afán de engañarnos con sólo escritos que repiten esta  historia que tuvo fin antes que un comienzo.
Hubiera gritado más alto para que así puedas escuchar mi nombre.

16.5.12

La sangre no derramada.



Entre vientos que desgastan y no succionan, que des-comprenden el sentido horario, naufraga en vidas de cielo nocturno; ideas se apoderan y nunca cumplen su valor, carcomiendo a fuego lento el límite que nos delimita que nos la lleva sin nunca más volver. He aquí el prisionero en tinieblas, el prófugo nunca visto, el inverosímil jamás denominado, el progenitor que nunca fue padre asevera su indigencia en notas cortas.
Una pasión en semitono que nunca golpea pero lastima, que tiñe las heridas con pinturas de verde azulado en ácido sulfúrico, entre el cielo putrefacto con vientos descompuestos que derraman en océanos las lagrimas no cedidas.
He aquí el prisionero en tinieblas, el que arrepiente y no comprende, el que desea y perjudica, el que atrae y quita colmillos de lobo en tan hambrienta noche de histeria, airadamente disconforme entre sangres no derramadas que aúllan anocheceres eternos, tenebrosa somnolencia.
Entre vientos que desgastan, que descomponen ideales, se aprisiona en tinieblas carcomiendo el límite que jamás he de comprender, y así en lógica objeción la sangre no se mostrará y la hemos de imaginar sin nunca conocer

14.5.12

Lo desnudable.



Al sostener uno reprime ese consentimiento, entonces se regenera en ‘dichos y hechos’ que rellenan todos los escritos, en un visible cuerpo de caricias profundas que despierta el alma que posa en tu mirada, la que indaga el aire que absorbe mis venas y reside en sueños que descuartizan la realidad.
Siendo uno nos hablamos de un lado, encantados, envueltos, destrozados en tierra.
Vuelvo a entrelazar la vida que congela los recuerdos, que vive de momentos sin pensar si eso existe; siendo o no siendo termina ocurriendo y nadie se arrepiente del error cometido, inhalando el suero, conservando tus escritos nos llenamos de títulos sin buscarnos una razón que nos revelen, que nos disponga en acción de simple relevo que comprenda tu calma.
Fui el primero en despedir y el último en ir, en ir contigo.
Aun estas presente, seguís, como negando mi creencia a la eterna placidez, la que nos obliga a acercarnos, la que nos empuja.
Si al nombrarte recuerdo un ‘lo que siento’ también recuerdo que fui la inspiración a ello, y así fui callando mis dudas, lejos, creyendo que era suficiente mantener mi cuerpo distante.

12.5.12

Versos al desnudo.



A mis labios los dejo inmóvil así callo a mi boca sintiendo los latidos como si fuese una bomba-reloj, a consecuencia voy descifrando lo estúpido consiguiendo traducir mis lecciones, tantas opciones se acumulan; no puedo entorpecer de vuelta mi fiel entorno por más ‘no’ saber que tenga o que decaiga mi cuerpo tan débil e irrelevante, como se revela siempre en conflictos que queman mis neuronas, mi cabeza no vive, mi mente no descansa, mis ojos se cansan, rojos, drogados, ebrios, invisibles.
Si pudiera analizar o moderar ese concepto al entorno de mi figura tan versátil, de mi eficacia en lastimar, de mi abstinencia hacia la vida, podría conjugar todas mis nociones, vivir de mi naturaleza en extinción, salir de esa cueva, callar al ‘eco’, esa voz que habla sin saber.
La vorágine de mi cuerpo predecible de mi persona común no justifica mis acciones, nada más lo ejemplifica dejando todo en evidencia y así los detalles quedan en claro, entonces no reacciono, -nada más- me mantengo como excusa.

10.5.12

Sin propiedad.




Sin propiedad que encandile a mis halagos, son sólo textos que fluyen a medida, en proporcionales desmedidas que carecen de opinión; me había expresado solo, sin oídos por cerca, a eso me refería y nadie se percataba en qué fuerte grito sangraban mis intenciones.

Por así decir me fui cumpliendo, cuando nos sentíamos –más- cerca, cuando al mirarnos se retorcía esa emoción, cuando al entendernos salvábamos al mundo, cuando el susurro compaginaba nuestras mentes, cuando las ordenes se cumplían sin haber avisado, sin haber advertido acerca; por así decir me fui queriendo.
Siempre era eso, siempre terminaba en eso, había un cambio, pero no una marcha que nos guiase entorno a ello, entonces nos fuimos des-cumpliendo sin querernos ofender, sin querer desanimarnos, sin querer des-estimularnos.
Siempre era eso, y nadie se percataba, habían más cárceles que prisioneros, eso no tenía sentido, eso aspiraba, suspiraba a lo lejos, inhalaba des-compasión; entonces seguíamos porque teníamos qué seguir, continuábamos en propiedad, ya desmedidos por costumbre, ya sustituidos por el anhelo.
Había un cambio, pero en esas medidas que no se aguantan, alegando que los escritos eran estúpidos, que los gritos formaban parte de un juego recordando siempre lo MIERDA que fui, lo que no dejaba de ser, no me podía transformar sin trastornar mi entorno, así me diluía sabiendo que ese vaso con agua de hace cinco meses no era un favor, sino una excusa para recordarme como tal, como ‘lo que fui’, lo que al parecer dejaba en constante evidencia, que continuaba siendo el mismo, saturado por innumerables comparaciones, desesperado buscando mis espaldas.
Todo lo que en algún momento recordé fue, y se comprobaba, pero no se asumía, era ahí otra vez cuando el dialogo tomaba un rumbo para ir al descanso, al entretiempo.
Eso no era suficiente.

8.5.12

Enteramente vacío.


Discretamente destruido, auto-nominado, involuntario.

Siempre que NO interactúe, siempre que sea un riesgo, la veracidad de mis promesas, eterna conveniencia, convicción por excelencia; de un paso a un largo trecho, así el ocaso me reproduce, también con ‘L’, como se sienta cómodo, el mal ejemplo de mi fortuna, infortunio, interactividad, compromiso, consecuencia, razón al hilo, verticidad descuidada, maltratada. Noción y trayecto, disociado, discriminado, ignorado, humillado; para ser las raíces y nacer de sus viejas consecuencias, placer vejestorio, parecer ambiguo, similitud en obra, riesgo cohibido, prohibido.

 Para ser el gobierno que amerita, el sueño que exista, el fiel emprendimiento de las notas mal obradas, del acorde desafinado, rituales de antaño, siglos sigilosos, meritos inoportunos,  créditos ajenos, fracasos manchados.

 Para ser el cuento y nacer irreal, discretamente comprometido con todo eso que no quiero saber, que no puedo permitirme entender, viejos consecuentes de este mal ejemplo; eterna convicción, excelencia convencida, compromiso de riesgo, promesas discriminadas, existencia ignorada, fidelidad involuntaria.