29.7.12

Para vivir según tú humor.


Y no exclamar mis penitencias, no augurar mis conflictos y nacer de tus razones; dislocado, inacentuado, in-aceptado, mal visto, mal vestido, sucio.

En tiempo a un milenio, entre trillones de excusas de esas que usan para ir sin mostrar, para demostrar y –no- nominar, para envejecer y –ya- no caminar, para marear y columpiar; metafórico siempre, parafraseando al infinito, decaigo tibio después de haber hervido, de haber sido servido en trapos, entre goteras sin lluvias, raíces sin cuerpos, vidas sin nombres, personas inhumanas.

Para nacer de un contexto sin formato ni excelencia, contaminado, minado en reces, calórico, imprudente, contraproducente; un perfecto inconveniente que anda sin hablar, que mira sus espaldas contemplando su nostalgia o el placer que la redima, que la acoge y mima sus caprichos, tan absolutista y esperpento, tan conjugable e inmutable sabor a miseria, misceláneas pusilánimes, indignación y descontrol.

No exclamando un surrealismo, no ejerciendo su bien en vida, entre el placer de fracasar y seguir aprendiendo, de triunfar y sentirse descompuesto ¿para qué ir tan lejos? ¿Para qué encontrar y ya no buscar? ¿Para qué crecer sin querer creer? Según el punto y la vista que incomoda desapunta y otorga un millón de sueños incompletos.

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