Sin propiedad que encandile a mis halagos, son sólo
textos que fluyen a medida, en proporcionales desmedidas que carecen de
opinión; me había expresado solo, sin oídos por cerca, a eso me refería y nadie
se percataba en qué fuerte grito sangraban mis intenciones.
Por así decir me fui cumpliendo, cuando nos sentíamos –más- cerca, cuando al
mirarnos se retorcía esa emoción, cuando al entendernos salvábamos al mundo, cuando
el susurro compaginaba nuestras mentes, cuando las ordenes se cumplían sin
haber avisado, sin haber advertido acerca; por así decir me fui queriendo.
Siempre era eso, siempre terminaba en eso, había un cambio, pero no una marcha
que nos guiase entorno a ello, entonces nos fuimos des-cumpliendo sin querernos
ofender, sin querer desanimarnos, sin querer des-estimularnos.
Siempre era eso, y nadie se percataba, habían más cárceles que prisioneros, eso
no tenía sentido, eso aspiraba, suspiraba a lo lejos, inhalaba des-compasión;
entonces seguíamos porque teníamos qué seguir, continuábamos en propiedad, ya
desmedidos por costumbre, ya sustituidos por el anhelo.
Había un cambio, pero en esas medidas que no se aguantan, alegando que los
escritos eran estúpidos, que los gritos formaban parte de un juego recordando
siempre lo MIERDA que fui, lo que no dejaba de ser, no me podía transformar sin
trastornar mi entorno, así me diluía sabiendo que ese vaso con agua de hace
cinco meses no era un favor, sino una excusa para recordarme como tal, como ‘lo
que fui’, lo que al parecer dejaba en constante evidencia, que continuaba
siendo el mismo, saturado por innumerables comparaciones, desesperado buscando
mis espaldas.
Todo lo que en algún momento recordé fue, y se comprobaba, pero no se asumía,
era ahí otra vez cuando el dialogo tomaba un rumbo para ir al descanso, al
entretiempo.
Eso no era suficiente.
Hermosas palabras Marquitos!
ResponderEliminarRealmente me encanto! Pienso volver... Beso grande :)
ResponderEliminargracias.
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