Entorpece al
silencio con palabras de bocas sucias, sin afinidad, sin verdades propias, sin
exclamación. Resguarda los vientres vacios, los que no subsisten en palabras
necias que hablan y no se expresan, diluidas sombras frontales que persiguen la
existencia finita entre falacias que la componen.
Nos dejaremos oír por todos, en lenguajes universales, la enseñanza que uno
conoce y no entiende, la manera refractada de la razón inhumana que dice
verdades con gestos, las mímicas que no comprenden movimiento; palabras que
asedian sin culpa alguna, en este lodo sumergible que asume su dirección.
Sabias lecciones a este torpe aprendizaje que habla y no escucha, en
contratiempos que desentienden la comprensión primorosa.
Te había sepultado sin saber que nunca habías cobrado vida, en eso distribuyo
mis pensamientos inciertos, como descompaginándolos en afán de engañarnos con
sólo escritos que repiten esta historia que tuvo fin antes que un
comienzo.
Hubiera gritado más alto para que así puedas escuchar mi nombre.
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