14.11.12

Trato de viento.



Por el origen de esas palabras hoy anónimas, pletóricas, inasibles, desairadas, dilapidadas al cielo, que tan hondo llevó y arrebató su disgusto y su depresión; decepción de andar, entre bosques y escombros en un cuerpo que decrece, que escala hormigueros yaciendo en sus vacíos, de su voz y sus mentiras, su tan lejos de espalda, de perfiles nunca vistos, de irreconocibles sentimientos; para la aprensión de un oído inocente, una boca malcriada y un mirar desahuciado.

Una imagen de palabras entre un origen y un pseudónimo, anónimo de tierra, de polvo y telarañas. Descobijado y hediondo, sin sonrisas ni razones, sin dichos y menos, objeciones, o algo que pueda callar a este insensato ruido de ramas que derrama lánguidos suspiros en todo lo que digo, en lo que recuerdo y vivo, sin sombra ni identidad.

Contemplando al suelo azul que se esconde entre mis parpados, tan calmoso y hastiado, tan dramático y sinsentido, entre ráfagas de luces, de cortinas desatadas, para un nada que se esmera, un sin-hablar que se apega y maleduca sin esfuerzo.

Un trato en un cuerpo de escalas inocentes, de andares pletóricos, de mentiras lejanas, de bocas de hormigueros, palabras de espaldas y vientos traicioneros.

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