Desfigurando a
mi esencia para (con)fundir con un poema, dichos que inyectan en sobredosis,
atraco profundo de aguas saladas, sed nocturna, vicio insatisfecho, humildad
maligna, noción des-configurada.
Para atraer mi atención y vivir en mí sin molestarte; para extraer mi expansión y nacer en mi sin despertarte, siendo un retrogrado, un asedio hostil, fiel ácaro, fiel índole, perjuicio de mis prejuicios. Mi garganta de lata me delata y mis sueños internos se contradicen, mis fantasías diarias toman costumbres, mis formas elementales florecen de un vacio, de experiencias que viven sin remordimientos; defectos que se toman como virtudes y se va emprendiendo, aprendiendo, diluyendo; Supliendo a mi inconstancia.
Matices y viejas devenidas (corrección al anterior) Siempre hablando de lo que –poco- conozco, porque desconozco mis raíces y vivo de una intriga meramente innecesaria; más bien podría tomar en cualquier dibujo/cronograma existencial del que carecen mis plañías, porque siempre ‘desatino’ a mi eficiencia, conducencia, sin decencia.
Tal vez vea que no existo, me dé cuenta del infierno ocasional que propongo, lo que siempre expongo y nunca repito; sinónimos absolutistas, frases decaídas, textos disipados, anticipados.
Siempre hablando de ¿algo? escuchando a mi cabeza,
plagiando mis mentiras, mis manos cromadas para un lápiz sin papel; el
corrector de mis caprichos, el indígena sin cultura, el prehistórico actual.
Matices y viejas
devenidas corrigen lo imperfecto, haciendo de mis pensamientos una hemorragia
incurable, hablando de ‘nuevo’ con pretéritos pretextos.
Y fui todas esas
personas en un solo cuerpo, tuve la oportunidad de odiarme, como también, de
seguir amando.
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